Peliaguda peli aguda ( o por los pelos)

Eran las seis y media de la tarde y el operario de segunda Jacinto Rizzo seguia pegado a su maquina de hacer croquetas. Ya no quedaba casi nadie mas en aquella factoria Findus.
Jacinto, el Jacin, como preferia ser llamado, se habia levantado aquella mañana a las 5, como cualquier otro dia laborable. Aparte de su descanso para comerse el bocadillo de bonito con tomate, hacia las 2, no se habia separado de la maquina mas que otras dos veces, cuando tuvo la imperiosa necesidad de ir a mear. Llevaba por tanto el Jacin, doce horas haciendo croquetas con sabor a bacalao, como un machote, sin despeinarse.

El Jacin habia echado ya sus cuentas. Si continuaba trabajando dieciseis horas diarias durante los proximos dos años conseguiria sacar lo suficiente para lo que tanto ansiaba, la operacion de implante de pelo que cubriera el solar de su cabeza. A sus diecinueve años, el Jacin era mas calvo quel atun de su bocata, lo cual le tenia tremendamente acomplejado, siendo cada vez mas timido e introvertido, cada vez mas raro, cada vez mas dificil que se atreviera a salir de casa, por no hablar ya dencontrar una chica de su edad que le quisiera, que no se partiera el culo cuando ya en la intimidad se despojara de su gorro de lana.

No pasaba un dia en el que el Jacin no maldijera el momento que tuvo su brillante idea (al menos eso creyo entonces), cuando a escondidas empezo a lavarse el pelo con fairy ultra, cuando penso que asi se ahorrarian unos euros en champu para cabello graso, el champu que le habia recetado aquel especialista engominado. Cuando por listo se quedo sin un pelo de tonto. Claro que bien visto su idea habia dado resultado, solo que su melena seborreica habia dado paso a una bola que al pasar el dedo hacia ese ruidito que tan a menudo le recordaban los anuncios, ñiek, ñiek, como se imaginaba que sonaria un coño poco lubricado. Que no daria el Jacin por poder dejarse unas rastas!!!

Desde que entro en la fabrica sustituyendo a su padre, prejubilado con la regulacion de empleo, al dia siguiente de cumplir los dieciocho, hacia ya mas de un año, no habia sido capaz de intercambiar mas que un buenos dias o un hasta mañana con la mayoria de sus compañeros. Y digo mayoria porque habia uno con el que si habia hablado mas, el Musico le llamaban, uno de los veteranos, apodo adquirido hace ya lustros por su facilidad para la musica de viento, maestro sin partitura de las reberberantes ventosidades y los eruptos rancios. El omnipresente gracioso del que todos reian las gracias que nunca lo eran, el mismo que al segundo dia de haber empezado a trabajar el Jacin se le acerco en las taquillas delante de todo el mundo y le dio los buenos dias:

-"Buenos dias, Mr Propper", le dijo. Encontrandose con el puño cerrado del Jacin incrustado en el tabique nasal como respuesta y la frase mas larga que es a la que antes me referia como hasta ahora la mas larga salida de su boca:

-"Al que se vuelva a reir de mi alopecia lo mato, entendido?".

Y parece que lo entendieron. Desde entonces y hasta ahora, el Jacin era ignorado, la gente quedo convencida que aunque calvo tenia muy malos pelos, y nadie se iba a jugar la vida tomandoselos. El "Musico" echo pelillos a la mar y pronto encontro otras victimas, habia gordos, habia enanos, habia incluso un pobre chico de Lepe y un licenciado, entre todos los que con el contrato basura entraron aquel año.

Seguia entonces, decia, el Jacin con su maquina de hacer croquetas, obcecado en hacer horas extras para poder operarse. Recordando a modo de revulsivo como tuvo dejar los estudios en primero de bachillerato porque los cabrones de COU al principio, y luego el instituto al completo, profesores incluidos (la guerra que dieron con las guerras del Peloponeso...), empezaron a llamarle Pablito, Pablito Calvo, el Mechones, el Melenasterrordelasnenas. Entrotras cosas.

- "Hijosdeputa", murmuraba.

Solo su madre parecia quererle, siguio pensando. Su padre desde la jubilacion habia cambiado la salita destar por el bar de abajo, y se pasaba la vida borracho, solo le veia cuando le llamaba el Mariano, para que bajara a buscarlo y lo subiera inconsciente para dejarlo en el sofa tumbado. Su madre en cambio era una santa, vale que se habia pasado con lo de meterle un bocata de atun, Calvo, pero le explico que es que estaban de oferta y que con lo que se habia ahorrado compro un par de madejas de lana para tejerle otro gorro, para asi tener dos y poder lavar el que llevaba, a ver si le volvia el color, desaparecido bajo una espesa capa de mierda acumulada. Ella le queria de verdad, sonreia al recordarlo. Si no como se explica que le dejara dormir con ella, le desnudara y le tocara alli abajo, que se le subiera encima y le absorviera el semen hasta entonces estancado? Eso es el amor de una madre, que finge estar durmiendo mientras cabalga en su miembro, sabedora de lo cruel quel mundo es con su hijo, de lo mal que lo esta pasando...
Quien si no ella fue la que le llevo de medico en medico?, de curandero en curandero?, tratando dencontrar un remedio a la deforestacion de su craneo, hasta que al final lo llevo al programa del Doctor Sanchez Ocaña donde una llamada anonima les hablo de las operaciones de implante que hacian en una clinica de Massachusets,

- "De Masa que?", dijo entonces su madre, recordaba como si fuera ayer, sin tiempo mas que para saber que eran muuuy caras, y que si el Jacin, su Jacintillo, queria tener tupe, tendria que costearselo el, echando horas extras en la fabrica Findus, como tuvo que hacer su padre en los tiempos en los que aun era persona, para poder pagar la hipoteca del mil quinientos con el que todos los años, hasta que le echaron, volvian de vacaciones al pueblo, en plan triunfal, mirando al tendido, tocando el claxon.
Era tan buena... se habia tatuado "Amor de Madre" en un brazo y en el otro su nombre "Encarna", su angel de la guarda.

Seguia pensando en ella cuando se a los brazos. Suspiraba. Sin parar de hacer croquetas. Y por su rostro podria parecer que incluso disfrutaba. Hacia calor y se quito el gorro de lana. Se seco con un pañuelo la calva, haciendola brillar centelleante, como incandescente lava. Y como lava era el calor que ahora subitamente le abrasaba. Empezo de repente a salirle humo de las orejas, a temblarle la cara, se le pusieron los ojos en blanco, echo espuma por la boca, combulsiones, espasmos, estertores, lo que tu quieras, tambien los tuvo. Hasta que una voz grave y profunda aparecio de la nada:

-"Soy el genio de la calva maravillosa", dijo, "y como me has liberado te concedere tres deseos", pareciendose mas y mas a como de haberlo dicho lo hubiera dicho Constantino Romero.

Pero no hubo respuesta. Justo cuando estaba a punto de pedir una melena como la del tipo de los Yurop ("is the final condon" era su cancion favorita de siempre), Jacinto, el Jacin, mi Jacintillo, como diria su atenta madre, cayo entre retorcijones en el deposito donde se trituraba la masa. Masa que ("Masa que?!!") nunca vio mas pescado quel rape del desafortunado Jacin, que ahora se reencarnaba en croquetas, en pegotes ya congelados sobre la cinta trasportadora listos para ser empaquetados.

Cajas de croquetas Findus, su ataud.

"Ahora con el 12% mas de pescado", su epitafio.

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