Royal with cheese

Salio como un tiro en pijama a ver si pillaba unas rayas que la despertaran. El reloj de la mesita le decia que hacia ya un rato que debia estar en la Casa Campo chupando pollas si queria tener para comprar los diez cartones que la dieran obcion de ganar los veinticinco mil euros del bingo especial del viernes, asi que apenas tenia tiempo de volver, devolver y volver a salir pitando. No tenia que ir lejos, dos portales, en verano lo habia llegado a hacer sin coger el taca taca. "Toc, toc ... toc", y ventanuco mirilla que se abria y cerraba cual pupila aventajada. Un cruce de palabra: "toma", "toma", un "muchas gracias" y corriendito, es un decir, a casa a ritmo de zapatillas descalzas de medio tacon. Sabia de sobra quen el barrio a esas horas habia empezado ya la gincana de alimañas.

Una vez en el piso se paro en el pasillo y recupero el aliento con un hondo subir y bajar de pecho, alli en el espejo vio reflejado el ritmico arqueo de cejas del Snoopy de su pijama que sonriendo parecia confirmarselo: "hemos pillado...". Inspiro un par de lineas y se pintorrojeo la cara. Se puso su ropa de puta bajo la peluca estilo moldeado y cogio el bolso de los condones de sabores a frutas tropicales, que desde que decidio dedicarse a esto el ultimo verano que paso invitada en Mallorca comiendo twisters en la playa, eran los que mas le gustaban.

Cuando salio a la calle ya estaba alli su taxista de confianza, esperandola para llevarla a esa misma Casa de Campo que en el pasado convertia en cines de encinas sus ventanas al subir las persianas, invadiendolo todo de espiritu campechano.

-"Puta crisis...", dijo, cuando, como se temia, al llegar al parque los mejores sitios ya los habian pillado las muy putas. "Hasta luego Alvaro, luego te lo pago vida", continuo, mientras se bajaba con cuidado, con las rodillas bien juntas, como la habian enseñado de joven para que no se le viera la vieira.

-"Uste estese por aqui su magestad, que yo vuelvo a la misma hora de siempre, de acuerdo?", respondio el taxista, el unico que la seguia tratando como una reina.

-"Vale cielo, pero vente ya empalmado que estare cansada...", dijo ella, al tiempo que observaba como a su alrededor la penumbra devoraba ya el follaje y viceversa.

Aprovecho resignada que no parecia venir nadie para dejar que su mente la volviera a contar historias de cuando su vida era todo de roche, de ferrero roche, intentando olvidar los ultimos años, desde que se quedo viuda y sin pension, a sabiendas que como todas las noches, en cuanto el primer cliente se corriera lo haria con el la voz y ya no pararia de felar hasta que llegara el alba.

Pero pese a todo el trajin, el Alva siempre llegaba...